Hunter stories
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Cuatro cartas de amor. (Jung YongHwa, Cho KyuHyun, Kim Jaejoong y MyungSoo) CAP3

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Mensaje por Shadow Mar Ene 21, 2014 3:28 am


Prólogo

- Mi pequeña Nieve ¿Quién querría hacerle daño? ¡Si es una dulzura!- musitó triste la señora Juliet, la Reina de los cuentos.
- ¡Oh! ¡Mi bellísima esposa, calma, que nuestra princesa aparecerá sana y salva!- susurró bajo el señor Romeo, el esposo de Julie y padre de Nieve.
- Dios escuche nuestras plegarias mi Romeo, nuestra pequeña tiene que aparecer- dijo con la voz quebrada.

Hace dos semanas desapareció una flor del campo de flores junto a la muy querida princesa Nieve, la bella orquídea de matices rojo, azul, negro y amarillo, muy extraño e insólito, pero extremadamente apreciado por la familia real.

Lo que nadie sabía, era que la pequeña Nieve había pasado gran tiempo observando la preciada flor, tanto que hasta se perdió en ella literalmente porque de la nada apareció en otro lugar mientras observada la orquídea.







Capítulo uno
El príncipe Negro
VAN BOB


POV NARRADOR.

Nieve, asustada miró con desespero sus alrededores pero nada parecía conocido para ella, o eso creía.
Envuelta de frustración junto con miedo, caminó sin rumbo fijo por el gran lugar, que parecía más un bosque que nada.
Luego de una hora y media de seguir por el mismo sendero tropezó con una rama causando un feroz encuentro con el suelo.

- ¡Ouch!- rezongó tocándose la nariz que ahora mismo tenía teñida de morado, y dolía mucho.

Procedería a levantarse del piso pero divisó una pequeña hoja, parecía estar escrita, sin dudarlo la tomó.

- Veo que has llegado, mi princesa Nieve. He mandado por tí un fiel amigo a buscarte.
Ansío poder verte, Jung YonHwa, Rey Azul.

-¿Pero qué rayos?- miró molesta -¿Cómo ese extraño la llamaría SU princesa y cómo sabía de ella? No, seguro era para otra persona con su mismo nombre. Pero algo le decía que esa carta era para ella. No conocía a ese fulano y ya no le caía bien. Sí, era extraño- pensó.

Arrugó el papel, lo tiró lejos, meditó un segundo lo sucedido y sin dudarlo cambió de sendero. En estos momentos lo que menos quería era encontrarse con ese tipo; suponiendo que la carta era para ella, lo cual era casi imposible. Dobló hacia donde apareció.

Pasaron dos horas y continuaba caminando, extrañamente no se cansaba, ni tenía sueño. En un descuido tropezó con otra cosa, una roca.

- ¡Por kami-sama! ¿Acaso están atentando en contra de mi integridad física o qué?- se quejó mirando hacia el cielo.

- Kami-sama no tiene la culpa de que seas tan tonta y distraída- dijo alguien en tono burlón, Nieve frunció el ceño y se encontró con un tipo alto, guapo sin dudas. Lo admiró por unos segundos, él era alto; tenía la tez blanca, ojos oscuros rasgados y rasgos finos; su cabello era marrón oscuro y algo largo, hasta sus orejas; vestía una camisa negra junto a jeans del mismo color, un poco (algo flojos) ajustado; usaba botas estilo militar negras, tenía sus manos en los bolsillos de su pantalón. Unos segundos después cayó en la tierra, recordando el por qué estaba sentada en el piso y lo que ése chico le había dicho.

- Si y tampoco tiene la culpa de haber creado algo tan horrible, tan monstruoso como tú- respondió irritada mirándolo como fiera.

- ¿Monstruo? ¡Por favor! Hasta ahora todas las chicas y chicos que conocí dijeron que soy la viva imagen de afrodita, versión hombre- dijo enarcando una ceja.

- ¿Y yo qué soy?- dijo con un tic en su ceja.

- Sinceramente, estoy dudando de tu sexualidad ¿Qué eres? ¿Hombre o mujer?- comentó mirándola divertido. Nieve desvió la mirada roja de la furia.

-¡Pues serás bruto, soy mujer cabrón!- eso sí le hería, su cabello era corto, lo tenía despeinado y lacio hasta los hombros de color marrón claro con algunos mechones rubios claros, sus ojos eran color miel; su tez era blanca como la nieve (de ahí su nombre), era flaca; era alta, medía un metro setenta y cinco. Aunque debía admitir que no vestía como una mujer, usaba una musculosa blanca con detalles en negro y letras del mismo color; jeans negros junto a unas botas estilo militar sumaban ese estilo rebelde, nunca olvidando el detalle final, la chaqueta de cuero color negra. Aunque nadie lo creyese, sus padres no criticaban su vestimenta, hasta decía que se veía genial, eso sí, en reuniones por lo menos debía usar falda.

- Pues con esa apariencia y ese vocabulario hasta un genio dudaría. Claro, soy un ejemplo de ello- respondió egocéntrico.

- No me digas- dijo de pie, le dio la espalda, le sacó el dedo del medio y avanzó hacia la izquierda.

El joven abrió grande su boca. Era la primera vez que lo insultaban de esa manera. No no no, nadie insultaba de esa manera al príncipe negro, Cho KyuHyun. Se vengaría de esa extraña, no fue a buscarla, porque tuvo la intuición de que se volverían a ver.

















Capítulo Dos

El príncipe Rojo
VAN BOB


POV NARRADOR.

Nieve continuó caminado durante una hora, sintió que debía sentarse en el tronco que hace un rato divisó.

A pocos metros escuchó una conversación, primero pensó que no era correcto chusmear, pero luego de escuchar - Tenemos que hablar- su moral se había esfumado y se ocultó entre unos arbustos que le otorgaban una excelente vista de la escena estilo telenovela.

- Jaejoong, esto no está funcionando, quiero terminar- el chico se puso triste e inmediatamente contestó.

-¿Acaso no es suficiente? Te he dado mi corazón, mi tiempo y, hasta sería capaz de darte mi vida si lo deseas ¿Qué es lo que hice mal?- el bajó su mirada, lucía muy triste.

Nieve se sintió horrible por presenciar una ruptura, pero se lo merecía, merecía sentirse basura porque sabía que eso sería, una chica no dice "tenemos que hablar" sólo para hablar de cualquier idiotez, y ella lo sabía.

- Eres una chismosa, chusma chusma - escuchó, Nieve se asustó ¿De dónde venía esa voz?

- Soy tu conciencia baka- dijo la misma voz, iba a contestar pero la otra chica lo hico antes robándose su atención. Ella tenía el cabello oscuro largo, vestía una remera básica manga corta gris junto a un jean ajustado del mismo color, usaba chanclas blancas. Sus ojos eran rasgados y de un color marrón oscuro.

- Me he enamorado de otro chico, creo que lo merezco y él a mí.- sonrió. Inmediatamente supuso que era una chica mimada, una chica EGOCÉNTRICA NIVEL DIOS, conocía a las de su especie perfectamente.

La joven comenzó a alejarse, y por fin Nieve se dio cuenta que ella tenía el cabello lacio color marrón, vestía un mini vestido rosa, tacos del mismo color y un sombrero blanco junto a gafas de sol.

- Me he enamorado de otro chico, creo que lo merezco y él a mí.- imitó susurrando bajo, molesta ¿Cómo una chica podía ser así? Claro, pueden ser así si son las típicas plásticas. Sonrío. Miró nuevamente a la joven quién ahora se marchaba, para luego perderse entre los arbustos y la oscuridad del bosque.

- Jessica, no te vayas, te necesito - susurró con la voz quebrajada. Bajó la mirada.

- Hazte cargo - dijo su conciencia.

- Ni loca, estás loca conciencia - cruzó sus brazos.

- Esto te mereces por chismosa, ve y consuélalo- le fulminó con la mirada.

- Conciencia estás chiflada- le dio la espalda.

- Gallina, gallina, eres una cobarde- le regañó.

- ¡Cobarde a mucha honra!- aceptó con el puño sobre el corazón. La miró divertida. Como si fuera posible como respuesta la conciencia le empujó de los arbustos. El resultado fue, primero, tambaleo y por último, una estruendosa caída.

- Adsaffadg parece que la tierra está muy cariñosa hoy conmigo - musitó levantándose del suelo, el chico la miró asustado, pero después de lo que dijo se largó a reír.

- Vez ya está riendo - dijo la conciencia festejando cerca de los arbustos.

- Sí, a costa de mi integridad física- regañó fulminándola con la mirada.

El joven dejó de reírse en el momento que hablo otra vez, la vio mirando feo a ¿Los arbustos? Extraño e interesante sin duda.
Nieve Se levantó del suelo, e hizo referencia, estaba muy avergonzada.

- Perdón perdón perdón - esta vez su rostro no estaba rojo por la furia, sino de la vergüenza.

- No hay problemas, me has hecho reír- comentó alegre. Por primera vez en todo el día sonreía, este chico le caía bien.

- No es gracioso, es como la tercera vez que me caigo en todo el día- dijo simulando que lloraba.

- Entonces eres algo distraída- dijo sonriéndole otra vez.

Lo miró a los ojos y se sonrojó, inmediatamente bajó la mirada sonrojada, esa sonrisa era como una luz. Ella lo miró bien, era realmente hermoso, tenía ojos rasgados, tez blanca pálida, cabello negro lacio hasta las orejas con flequillo. Vestía una camisa blanca, un pantalón de mezclilla azul y unas zapatillas blancas deportivas. Ahora esa tal Jessica además de ser plástica era una reverenda estúpida y ciega para dejar a este chico. Igual, creía que era lo mejor, esa mujer no lo merecía, él era demasiado hermoso y encantador para ella.

No se había percatado del tiempo en que estuvo sumida en sus pensamientos hasta que jaejoong comenzó a sacudirle los hombros.

- ¿Estás bien? – dijo él, ella lo miró y acento con las cabeza un poco desorientada.

- Si si, sólo estaba recordando una cosilla.- dijo nerviosa, él río sin dejar de sonreírle.

- Oh my God, no puedo resistir tanta sensualidad en una persona, creo que estoy en el cielo frente a un ángel- pensó.

- Bueno, no nos hemos presentado aún. Mi nombre es Kim Jaejoong ¿El tuyo?- pregunto amable.

- Soy Nieve – se presentó, por alguna extraña razón olvidó su apellido. Lo dejó pasar.

- ¡Príncipe Jaejoong!- se escuchó. – Debe regresar ahora mismo al castillo rojo- dijo la misma voz, él bufó, se dio media vuelta y se despidió.

- Espero nos veamos otra vez, Nieve- le susurró yéndose. A lo lejos pudo distinguir a un anciano vestido de traje negro, camisa blanca y corbata oscura, junto a él se veía un coche hermoso color negro, en el cual el joven entró. El anciano ingresó en el vehículo, este comenzó a circular para luego perderse de vista.








Capítulo tres
“El príncipe Amarillo”
VAN BOB



POV NIEVE

Una vez sola en el bosque me puse a pensar, tenía ganas de llorar, sé que sueña extraño pero recién ahora siento que todo mi mundo desapareció, y que estoy sola en un lugar que no conozco, genial, ya la hiciste.

- ¿Y bien?- escuché, otra más, me estoy volviendo loca. Miro hacia la derecha y veo a una chica exactamente igual a mí, bueno no tanto, su cabello era blanco, sus ojos violetas su tez era sumamente pálida. Tenía los mismos rasgos que yo. Vestía una remera mangas corta beige, shorts bordó junto a unas botas del mismo color.

- ¿Tú eres?- pregunté elevando una ceja.

- Tu conciencia- respondió despreocupada.

Genial, estoy loca. ¿Mi conciencia? Le miré desafiante, me devolvió la mirada de la misma forma.

- No estás loca, creo- comentó molesta – No me preguntes cómo pude salir de tu hueca cabeza y desalmada imaginación, ni yo misma tengo idea- se rascó la cabeza.

- Pero no te recuerdo así – le miré inspeccionándola. – Tenías el cabello oscuro junto a ojos del mismo color, vestías de gris, tenías ojos rasgados –

Ella me miró divertida, se acercó. – Mira, mueve tus patas de marrano flaco hacia atrás, tenemos un largo camino por delante- dicho eso avanzó hacia adelante animada. Le fulminé con la mirada.

- ¿Y por qué tendría que seguirte?-

- Porque soy lo único que tienes en este momento – contestó rodando los ojos.

Tenía razón, estaba sola. No estaban sus padres, ni sus sirvientes. Y por más extraño que fuese, hasta ahora sólo había visto a cuatro personas desde que llegó.
Tenía tantas preguntas y ninguna respuesta. Genial.
Dio media vuelta y empecé a seguir a su conciencia.
Pasadas dos horas desde que comenzamos a avanzar nada había cambiado, puros árboles y arbustos y demás, ninguna señal de vida humana. Cada tanto miraba a conciencia, seguía seria. Tenía muchas preguntas para hacerle.

- Hazlo- musitó.

- ¿Qué- contesté.

- Las preguntas – me miró divertida.

POV NARRADOR.

- ¿Dónde estoy?- su semblante cambió a uno sombrío. Sonría de lado.

- En un mundo alterno –

- Necesito más detalles- exigió molesta, le miró mal, suspiró.

- Eres molesta. Aquella flor que estaba en el patio de tu casa, la de cuatro colores ¿Recuerdas?- Nieve asintió. – Bueno, esa flor era un portal para este mundo ¿Entiendes? Este mundo es como el tuyo, a diferencia que cada reino tiene un poder propio. No preguntes cuales son los reinos y qué tipo de poderes tienen porque ni idea- le miró seria.- ¿Cómo llegaste? No sé ¿Podrás regresar a casa? No creo – al cabo de lo último alzo los hombros despreocupada – Ni se te ocurra llorar o hacer una escena dramática porque aunque lo hagas no cambiaría nada, pero puedes gritar para desahogarte si quieres – otras vez alzo los hombros sin interés. En ese momento Nieve estaba que hervía. Pegó un gran grito llego de ira y angustia.

- ¡Corre!- gritó conciencia y desapareció, inmediatamente la otra le hizo caso.


Corrió como si de su vida dependiera de eso, pero para su mal chocó con alguien, y como sucedía cuando se encontraba con alguna persona hasta ahora, fue directo a tragar tierra, pero esta no siendo la única.

- ¡Maldición!- gritó el joven con el cual había tropezado. – este se levantó y le dio la mano para que se levantase, pero como Nieve tenía el peor genio en este momento le miró feo y rechazó su mano, él se ofendió, se levantó y bufó.

- Por lo visto me topé con una maleducada- le miró despectivo - ¿Acaso no sabes quién soy?- alzó una ceja.

- ¡NO! ¡NO! ¡Noooo! – agarró su rostro y comenzó a gritar, a propósito para molestar a chico que estaba frente suyo, que por cierto tenía el cabello largo oscuro, hasta la nuca y con un flequillo; vestía una camisa blanca mangas corta, jeans estilo chupin (pantalones ajustados), una botas negras. Tenía rasgos finos, era guapo.

Él la miro raro, abrió los ojos grande, genial, una loca.

- ¡Nooo! Otro princeso no, por favor ¿Qué he hecho para merecer esto?- chilló, quitó sus manos de su cabeza y lo miró desafiante.

- ¿Cómo que princeso?- le devolvió la mirada - ¿Otro? ¿Acaso?-

- Sí, me encontré con dos, y resulta que ya van dos patanes que veo – le señaló a él.

- ¿Patán, yo? ¡Por favor! A alguien con este hermoso rostro no se le puede decir patán- señaló su rostro, sonrío de lado.

- Puff- le sacó la lengua- Si tú eres hermoso ¡Yo seré la definición exacta de afrodita- ella se señaló, irónico que el primero haya sido el que utilizo casi el mismo chiste, pero si él quería guerra, ella se lo iba a dar. Sonrío maliciosa.

- ¡MyungSoo! ¿Amor dónde estás?- se escuchó una voz chillona, instantáneamente Nieve reconoció la voz, era de esa tal Jessica, al parecer el otro también, frunció el ceño e hizo una mueca.

POV NIEVE

Apareció esa chica, y ese tal MyungSoo me tomó de la cintura y me dio un beso en la mejilla, quedé en shock.

- Lo siento Jessica, pero tengo novia así que no me jodas – le miró feo, siendo sincera me encantó ver la cara que puso ella, estaba roja de la rabia. Se dio media vuelta, soltó un bufido y dijo.

- Sé que tú me amas a mí, nadie es más linda que yo- giró su cabeza y me miró despectiva, sonrío. En este momento tenía más ira hacia esa chica que hacia MyungSoo, así que como toda una arpía abrí mi bocota de marinero, aunque obviamente no diría groserías, creo.

- ¿Enserio?- dije sonriendo - ¿Te has visto alguna vez en el espejo? Te apuesto lo que quieras que debes tener muchas cirugías, y que para salir debes usar un kilo de base y demás maquillajes- le dije sonriente, ella se indignó y me brindó una mirada fulminante y se marchó. Ahora era la hora de asesinar a principito, me di la vuelta, estaba segura que en este momento daba más miedo que la niña del exorcista.

- Oye, lo siento era la única forma de sacarme de encima a Jessica, y tú eras lo único que tenía cerca- me soltó rápidamente, dio cuatro pasos hacia atrás. Yo dí cuatro pasos hacia adelante, lo abofeteé. Giré hacia atrás dándole la espalda, le saqué el dedo del medio y me adentre en el bosque.


Shadow
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Fecha de inscripción : 08/01/2014

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